La Principita...

domingo, 19 de diciembre de 2010

TE QUIERO CLAUDIA

Cariñitos del alma van volando eternamente,
Ligeros abrazos se asientan en el cielo,
Alas blancas iluminan el presente y
Una sonrisa nos trae el recuerdo…
De todo lo que vuela en la inmensidad…
Imágenes pequeñas pero tan grandes…
Ahora y siempre descansan en paz.


(Para mi sobrina Claudia con todo mi amor, siempre cerca de mi corazón)

sábado, 19 de septiembre de 2009

La Principita, Rina y Flepo



¿Quién no ha sentido la curiosidad de hacer un viaje por las estrellas? ¿Y si a eso le añadimos un poco de color, ilusión y… globos? ¡Sí!, así fue como un día nuestra Principita partió de viaje a través del cielo estelar. Todo sucedió una tarde en el bosque…

Rina era una gata algo traviesa y aventurera, además de ser buena amiga de La Principita. Dicen que los perros son los mejores amigos del hombre, aunque nuestra Principita no fuera humana del todo, claro, y Rina, aunque era una gata, era muy fiel a su amistad con nuestra compañera de aventuras. Esta gata risueña, siempre iba acompañada por Flepo, un pajarillo muy dócil a la hora de buscarle comida a Rina… ¡Sí!, tan pequeño y tan inteligente era que veía a lo lejos todo tipo de hierbas y plantas, al gusto de Rina. No es que fuera ella una gata vegetariana, pero… adoraba todo lo que le traía Flepo.

La Principita se adentró aquella tarde en el bosque en busca de sus amigos, ya que Flepo siempre era amigo de las amistades de Rina.

- ¡Rina!, ¡Flepo! ¡Salid! Soy yo, La Principita. – Les decía ella mientras los buscaba entre los matorrales.

Rina salía de entre las hierbas muy juguetona y Flepo, al rato, hizo su aparición y se posó sobre la cabeza de Rina.

- ¿Qué sucede Principita? ¿A qué se debe esta visita inesperada? No sabíamos que hoy vendrías por el bosque, pensábamos que estarías ocupada con tus amigos los avioniros. – Añadió Rina.

- Necesito de vuestra ayuda. - Comentaba La Principita.

- Puedes contar con nuestra ayuda. - Continuaba diciendo Flepo.

Así fue como La Principita les contó a Rina y a Flepo la visita que le hizo la Luna la noche anterior para darle noticias de su amigo Rodo. Desde que nuestra amiga se hizo amiga de la Luna era ésta última como una especie de correo abierto. Al estar en el cielo podía ver a todos los que habitaban en indivisibles mundos, ya fueran de tierras lejanas o cercanas. La Principita conoció a Rodo cuando el otoño se hizo en su planeta, ya que él quería coger piedras extrañas de todos sus viajes, pero él tuvo que marcharse en busca de más originales especies… Ahora Rodo se encontraba en peligro pues los buscadores de piedras querían apoderarse de los tesoros de él y lo habían secuestrado y escondido en una especie de estrella ahuecada, allá en el cielo estelar.

- ¿Y qué podemos hacer por tu amigo? – Respondió Rina - ¿Cómo podemos ayudarle? – Añadió.

La Principita comenzó a sacar de sus bolsillos un puñado de globos de colores.

- ¿Veis estos globos?- Decía ella. – Pues he pensado que si los inflo, todos ellos me elevaran hasta la estrella donde se encuentra Rodo y así puedo salvarlo de los buscadores de piedras… Pero hay un problema – Seguía diciendo La Principita.

- ¿Qué problema? – Preguntaba Flepo.

- Cuando esté arriba no sé cómo podré bajar de nuevo al bosque y para ello necesito la ayuda de Flepo para que con su pico desinfle, poco a poco, algunos globos y así ir descendiendo del cielo estelar…- Proseguía ella.

- ¿Y a mí para qué me necesitas? – Añadía Rina.

- Tus dientes son muy afilados Rina, puedes cortar las cuerdas de Rodo, en el caso en que esté atado de manos o piernas. Sólo tenemos que inflar todos estos globos y sujetarnos a las cuerdas para subir hasta aquella estrella antes que se haga de noche. – Afirmaba La Principita.

- ¡Te ayudaremos! - Añadieron Rina y Flepo.

Nuestros amigos inflaron todos los globos, eran preciosos y de diferentes colores y estampados, con forma de corazón y con tamaños desiguales.

Así fue como una Principita, medio hada, medio niña, una gata y un pajarillo, se elevaron por el cielo una noche de septiembre para llegar al hueco de una estrella.

¿Alguien ha alcanzado alguna vez una estrella?

Ese día, La Principita… lo hizo.

ilustración: Mélanie Florian

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La Principita y el tambor mágico




¿Quién no se ha dejado llevar alguna vez por la música?. El mundo es música, ¿verdad?, pero ese día algo más que música se agitaba en el ambiente. La magia salió de su escondite para sorprender a nuestra Principita…

Mientras daba su paseo de la mañana, La Principita disfrutaba del homenaje que las florecillas le ofrecían a su paso. Diferentes colores rodeaban con elegancia y jovialidad los movimientos de nuestra amiga. Aquella mañana de entre las flores emergió una especie de tambor grande y majestuoso que interrumpió la marcha de La Principita. Se acercó para contemplarlo desde más cerca cuando, de repente, se escuchó una voz del interior:

-“¡Acércate niña, acércate…!”

La Principita no era muy amiga de la palabra niña, a lo que respondió ante aquella llamada:

- ¡No soy una niña!. Soy una principita, medio hada, medio niña… ¡Más hada que niña…!

Y el tambor exclamó…:

- Entonces, “¡acércate Principita, medio hada, medio niña…!”

Y nuestra principita se acercó.

- ¡Tócame!- dijo el tambor

Y ella lo tocó…

- “Pon, pon, pon…”

Unos pajarillos comenzaron a salir de aquel tambor rodeando uno de los oídos de ella. Algún canto celestial tuvieron que cantar aquellos para que La Principita cayera rendida al sueño. Pero aún dormida, su mano seguía tocando aquel tambor…

- "Pon, pon, pon..."

Ahora, un elefante diminuto hacía su caminata sobre el parche del tambor pero La Principita no podía observar esta mágica intrusión, ya que continuaba dormida…

Y así fue como un elefante se balanceaba sobre el parche de un tambor… y como veía que nadie lo veía, fue a llamar a…

¿Qué o quién saldrá ahora bajo el sonido del tambor?, pues La Principita sigue tocándolo sin parar y parece que es, bajo los efectos de este sonido, cuando los animalillos aparecen del mágico tambor…

- "Pon, pon, pon…"

ilustración: Mélanie Florian

domingo, 19 de abril de 2009

La Principita y la extraña sopa




¿Y si le añado…?

Un olor a chimpún pirulín chipirún, -era imposible definir ese aroma-, despertó a La Principita que dormía plácidamente en su cama de los sueños…

Cuando llegó hasta dónde el olor se hizo más intenso, pudo ver cómo una gran cazuela contenía en su interior una especie de sopa, pero con unos ingredientes algo extraños.

El color naranja de la sopa era debido a la zanahoria. De eso, nada extraño, además a la Principita le encantaba la zanahoria. Solía jugar con dos de ellas imaginando que cada una era una especie de hada naranja que tenía que salvar algún planeta. Su imaginación, por lo que vemos, era desbordante…

Guisantes, cebolla, laurel… eran otros de los ingredientes de la sopa… La Principita removía y removía para darle consistencia al jugo mientras cantaba:

- Sopa de zanahoria, guisantes y laurel un poco de cebolla, sal la la la la lal….

De pronto del fondo del cazo emergió un avión de juguete con muñequitos en su interior y la Principita dio un paso hacia atrás sobresaltada.

Cerró sus ojos y los volvió a abrir, pero el avión seguía en la sopa… Así que se acercó lentamente y se dispuso a sacarlo de allí. Una voz que venía del interior exclamó:

- ¡No!, no nos saques aún, por favor…

Y la Principita confusa y extrañada añadió:

- ¿Quiénes sois? ¿Qué hacéis en mi sopa?

A lo que añadieron:

- Somos avioniros pertenecientes al planeta Avio, entramos volando por esa ventana en nuestra nave avionis y aterrizamos en estas aguas. Teníamos hambre y ahora este jugo nos está alimentando.

La Principita, acostumbrada a conocer seres de lo más insólito, no rechistó y como ella también tenía un poco de hambre se dispuso a acompañar a los avioniros en su grata comilona, eso sí, debía tener cuidado por si alguno se colaba en su cuchara…

Y así fue cómo la Principita comprendió que con la comida no se juega… :)

¿Algo más que añadir?

ilustración: Marie Desbons

lunes, 9 de febrero de 2009

La Principita y la Luna



Tal vez esa noche La Principita no podía conciliar el sueño y eso le llevó a pasear por aquel extraño planeta llamado Tierra…

Sus pasos eran pausados y silenciosos. Nadie vigilaba las avenidas y los parques. Nadie se alzaba sobre el cielo con ojos de búho y boquita de pez.

La Principita notaba que alguien la observaba, así que siguió caminando cautelosamente por aquella ciudad, hasta que un “Buuu” la estremeció. El sonido provenía del cielo. Allí con esos grandes ojos, con esa cara redonda como una bola de billar, se encontraba ella, en su cielo. La Principita ya antes había oído hablar de aquella esfera, aunque en su planeta ésta no se hacía presente….

Estuvieron toda la noche hablando del color de la noche, de los sueños, del viento y del frío, del sol, de la lluvia, de los árboles, de las mariquitas chiquitas, de los búhos y de las alondras, de las nubes y de los pájaros…

La Principita, una vez terminada su charla, sentía curiosidad por su nombre, pues aunque había oído hablar de ella, de aquella señora de la noche, no sabía en realidad si existía otro nombre para identificarla.

-Me llamo Luna- dijo la dama de la noche…

-¿Luna?- Preguntó La Principita. –Tú eras Nadie y ahora eres Luna…

Y Nadie o Luna se quedó toda la noche vigilando las avenidas y los parques…

Aquella noche, La Principita pudo dormir… más de lo que se imaginaba…

¿Quién eres tú?

ilustración: Chema Lera



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sábado, 24 de enero de 2009

La Principita y la habitación

¿Hay alguien ahí?

La Principita no sabía dónde se encontraba. Miró a su alrededor y vio una habitación amplia con pocos juguetes y una silla vacía, ausente, esperando ser habitada.

Tampoco sabía la razón de tener un oso en una de sus manos y empezó a sentirse extraña. Las paredes de la habitación parecían frágiles y los árboles del exterior se pegaban tanto a ellas que formaban parte de su arquitectura. La luz entraba por un ventanal iluminando otros restos… - ¡Qué raro era todo! – exclamaba La Principita…

Entonces empezó a imaginar quién podía vivir allí. Tal vez se tratase de la habitación de un niño o una niña, tal vez ese oso fuera de esa propia habitación, tal vez los árboles sabían el secreto de todo… Tal vez…

Nadie más se hallaba allí…

De repente La Principita despertó. Se encontraba en su habitación, echada en su cama… ¡Todo había sido un sueño! Lo extraño era que el oso seguía agarrado por una de sus manos y la silla… la silla estaba en una de las esquinas, vacía, ausente, esperando ser habitada.

¿ Hay alguien ahí ?

¿ Qué piensan los demás exploradores de este planeta ?

ilustración: Gabriel Pacheco

jueves, 15 de enero de 2009

La Principita y las gotas


¿ Por qué el cielo llora ?

Eso fue precisamente lo que preguntó La Principita a una de las gotas que resbalaban de su paraguas en un día de lluvia…

La gota sorprendida por su pregunta comenzó a observar a otras gotas cercanas… Ella misma era una lágrima del cielo que no sabía la razón de su existir.

La Principita volvió a hacerle la pregunta a esa diminuta gota:

¿ Por qué el cielo llora ?

Y entonces se hizo la respuesta. Una de las gotas que mojaban sus pies se alzó en vuelo y empezó a justificar una respuesta:

Los días no siempre son lluviosos. Ayer mismo yo y las demás gotas estábamos escondidas, observando desde lejos cielos azules, colores radiantes, soles, nubecillas… hoy fue el tiempo de nuestra salida. Tuvimos que mojar al día porque se encontraba triste. Igual las sonrisas en tu rostro son como aquellos días soleados y las lágrimas indican un estado de ánimo afligido.

El cielo llora para sonreír mañana.

Esa fue la explicación dada por una gota de lluvia. La Principita no entendía aún esas lágrimas del cielo y no era muy convincente la respuesta de la gota. Cerró su paraguas y paseó bajo la lluvia esperando que un sol la iluminara…

¿ Qué piensan los demás exploradores de este planeta ?

ilustración: Claudia Degliuomini

martes, 13 de enero de 2009

La Principita y las flores


¿ Por qué algunas flores son más bellas que otras ?

Las flores son cómo los colores... Cada uno es distinto y tiene su propia función en el mundo. Si el Sol fuese negro perdería su propia esencia. Si la noche no lo fuera, su belleza también se esfumaría, y por lo tanto, su esencia.

Las flores... quizá algunas resulten más bellas que otras, pero en particular, cada una es especial y tiene un significado diferente para cada persona. Hay quienes prefieren rosas, los hay que prefieren margaritas, otros violetas, amapolas... En cuestión a la naturaleza de éstas y sus funciones, tanto es bello un campo de amapolas como uno de margaritas... y ¡nada qué decir de las rosas!, son preciosas... Recuerdo a mi amigo El Principito... Su rosa era especial, única...

La belleza no sólo está en el exterior, aunque nos dejemos llevar por las primeras apariencias y nuestra atracción se vea favorecida, hay una mayor sintonía con el interior de cada materia... de ahí lo especial de cada ser.

Si nos propusiéramos cuidar una sola rosa de un jardín de rosas, aunque al principio todas nos parecieran iguales, al final nuestra rosa sería especial por el tiempo y la dedicación que le diéramos y la hermosura que ella nos regalase.

¿ Por qué algunas flores son más bellas que otras ?

Cada flor es única.

¿ Qué piensan los demás exploradores de este planeta ?

ilustración: Patricia Metola

lunes, 12 de enero de 2009

La Principita



El Principito es uno mis libros favoritos. De ahí que surja la idea de crear una especie de princesita exploradora.

La "Principita" ansía conocer, observar y sobre todo aprender. Admira los pequeños detalles de su mundo y le gusta sacar sus propias conclusiones de todas las experiencias que le van marcando su camino.

Cada entrada o post es una experiencia, pregunta o reflexión que ella tiene...

ilustración: Patricia Metola